no encuentras salida
Karen Orosco tiene 22 años. Actualmente se encuentra comenzando su carrera universitaria de diseño grafico su familia y amigos siente resentimiento hacia ella por su problema de drogadicción, mas sin embargo su padre y su madre nunca la abandonaron. “Yo estaba muy pequeña cuando empecé a consumir drogas, tenía 14 o 15 años y para mí eso no representaba ningún problema en esa época, en realidad era una diversión. Lo veía así porque estaba joven y sé que no media las consecuencia de mis actos.
No tenia esos padres que te aconsejen constantemente y te adviertan de esos males, aunque no les echo la culpa del camino que elige en esa oportunidad y a mí en ese momento me llamaba mucho la atención el estilo de vida de los chicos de la patinetica, las fiestas sin control, me atraía ese mundo donde no habían reglas de ningún tipo.
Es así como empiezo a fumar marihuana a escondidas, a cometer una serie de actos muy vinculados a ese mal mundo de las adicciones perdí muchos valores robaba a mis familiares, amigos, a quien pudiera; me hacía sentir mal al principio hasta que se hizo costumbre y es cuando pierdes el control de todo.
Mis padres no sabían, quienes eran mis amigos o con quien andaba y me reunía. Yo llegue al punto donde comencé hacer unas terapias en las cuales ellos me ingresaron, pero solo para hacerles creer que estaba mejorando cuando en realidad estaba más inmersa en las drogas. Lo peor es que ahí en ese lugar fue a donde conocí gente muy mala asesinos, mafiosos, estafadores entre otros.
En mis nueve años de consumo veía a mi familia y no me sentía parte de ellos, porque ellos son profesores de esos que crean país, conciencia, cultura. Yo deje hasta los estudios, mi aspecto físico cambio muchísimo porque las drogas me estaban matando y lo peor es que no aceptaba ayuda de nadie, me intentaron violar y fue que dije “hasta aquí”.
Poco después comencé la universidad y trate de retomar mi vida, comencé asistir a un centro de rehabilitación donde fueron meses de alegría, lleno de personas que me enseñaron que el amor existe y que todos los seres humanos somos iguales, que nadie está exento de caer en esta enfermedad tengas el dinero que tengas o seas la clase social que sea. Hable con mis padres, les pedí disculpas demostrándoles que son lo más importante para mí. Mi vida cambio muchísimo estoy comenzando mis estudios, tengo amigos y lo más importante que si se puede salir adelante”.
Nermis Padilla
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