sábado, 15 de enero de 2011


El sacrificio de las cosas en la vida


Es una tarde tranquila, con un sol caliente pero no caluroso haciendo  que la gente disfrute y se entretenga. Es sábado y en esta residencia de los Altos mirandinos se juega al fútbol durante gran parte del día.  No hay edades para participar; tanto niños, adolescentes y adultos. Todos en el mismo equipo. 

Hay varios jugadores que resaltan, pero hay varios que no. Los mejores son los más pedidos o los más buscados a la hora de armar los quintetos. Hay uno que es de los más experimentados,  pero también uno de los mejores. 

Se llama Miguel Ángel Morles, quien cumple funciones defensivas y goza de una zurda de fina técnica (de buen manejo), movimientos rápidos, buen posicionamiento en cancha (buena ubicación), así como de una gran rapidez en las piernas. Práctica fútbol campo y fútbol sala. En este último es en donde ha tenido mayor éxito.

Morles, comenzó a practicar ambas disciplinas a los 8 años, y desde entonces no ha dejado de hacerlo. A los 29 años, logra llegar a la Selección Venezolana de Fútbol Sala (Futsal), de la cual se hace  inamovible hasta el 2010, cuando a la edad de 34 años y luego de varias lesiones, deja de ser convocado.

Posteriormente se dedica al  fútbol campo en donde sigue demostrando su calidad y buen juego. 

Su plan de vida desde niño era vestir la casaca (Franela) de la Selección Nacional, y luego de varios tropiezos, ve cumplido su sueño. Casos como este son comunes, lugares en donde muchas personas tienen actividad física constante pero no todos tiene continuidad y llegan a brillar.
 
En las localidades mirandinas han existido deportistas  que han logrado brillar en distintos disciplinas, así como de diferentes selecciones, tanto  municipales, estadales, y en algunos casos, nacionales.

En una etapa tan difícil como lo es la adolescencia, en donde muchos se van por el mundo de la delincuencia, por el de las adicciones, por el de la vagancia, y una cantidad reducida opta por irse por el carril adecuado, a ese que con esfuerzo y perseverancia se puede llegar a donde uno quiera.

“Nada es gratis en la vida”, dice una canción de un grupo uruguayo. Y es verdad. Para lograr ser respetado y tener un futuro en la vida hay que tener un sacrificio y una lucha intensa, o mejor dicho, un arduo trabajo diario. 

Muchos consiguen un futuro de otra manera. Por citar solo un ejemplo, hay un mundo que es tan oscuro que entre más daño le hagas a los demás, más respetado y admirado eres. 

Pero también hay muchos que deciden irse por el camino del deporte, que no es otra cosa más que la superación y lo logrado por Morles, es solo un ejemplo de que la perseverancia y el trabajo trae consigo una sola cosa: frutos. Puede que no seas menos respetado en la calle, pero de seguro eres más honrado fuera de ella.

Khalil Delgado León


La vida y sus revanchas

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