lunes, 14 de mayo de 2012


Batas blancas rondan en la oscuridad de la noche.

El tiempo parece pasar rápidamente cuando se trata de los horarios que tienen que cubrir las personas que ejercen la medicina, es el caso de la Fisioterapeuta Adriana Tribuiani graduada en el colegio Universitario May Hamilton, especialista en terapia respiratoria, quien  invierte la mayoría de su tiempo en  su apego hacia el prójimo para obtener una merecida remuneración.

La vocación es la base que impulsa a cada enfermero(a), médico o especialista cuando deciden optar y convertir esta profesión en un proyecto o estilo de vida, pues cada uno se compromete a dedicar su tiempo por el fortalecimiento y descubrimiento del cuerpo humano en aras de aumentar la calidad de vida, en cuanto a la salud se refiere.

El reloj marcaba las siete de la noche del martes, cuando la terapista Tribuiani comenzó su guardia en el Centro Médico Docente de la Trinidad, donde trabaja de lunes a viernes en el horario de la mañana y hace turno de noche por 12 horas cada dos días,  exceptuando los fines de semana que varían turnándose entre los demás terapistas del centro. La especialista inició con su ronda habitual destinada para el cumplimiento de tareas de asistencia a los pacientes ingresados en el área de terapia intensiva, emergencias y hospitalización.

“Cuando terminan las horas de visitas el lugar parece quedar desolado, muchos se resguardan en el calor de sus hogares, otros optan por salir a divertirse dependiendo del caso pero somos pocos los que podemos decir que nuestra casa es nuestro lugar de trabajo, donde pasamos más horas que en nuestra propia residencia y el tiempo de esparcimiento es corto”, explicó la fisioterapeuta.

Ya habían transcurrido cinco horas cuando Tribuiani terminó su ronda y, donde ya a esas altas horas de la noche se podía sentir el frío y el silencio entre las paredes que envolvían a todo el que estaba allí, en un piso y el otro de la grande infraestructura del centro médico, “Los pasillos parecen infinitos cuando se quiere ir de un lugar a otro y el tiempo vale oro, cuando se trata de salvar una vida” comentó la terapista con exaltación.

Son muchas las personas que piden ayuda a las puertas del área de emergencias en las horas nocturnas, por ello es primordial la total asistencia de empleados que cubran estos horarios, monitoreando la evolución de los pacientes ya hospitalizados y estando alerta ante cualquier circunstancia. “No hay momento para descansar cuando se tiene en las manos la responsabilidad de una vida, el nivel de compromiso y entrega ante esta profesión es sumamente alta pero gratificada con la mejoría de aquel paciente que puso su confianza en quienes emplean la medicina” explicó Tribuiani en tono afectuoso.

La Fisioterapeuta hizo referencia a los casos de pacientes que llegan a emergencias en la madrugada con lesiones graves acarreadas por accidentes automovilísticos, violencia y en particular el caso que llegó al recinto ese martes luego de culminar su ronda a las doce de la noche. Se trató de un Señor de 65 años con quemaduras de 2do y 3er grado en el 80% de su cuerpo.

El Señor se encontraba en su casa y tras un “chispazo” eléctrico el sofá en donde se había quedado dormido comenzó a incendiarse y por ser una persona inválida se le hizo imposible alejarse de las llamas que asechaban con acabar con su vida. Los vecinos que se encontraban en el edificio al ver el humo procedieron a llamar a los bomberos, logrando sacar al señor y transportándolo inmediatamente para ser asistido.

El paciente ingresó en el Centro Médico Docente de la Trinidad e inmediatamente fue pasado al área de terapia intensiva, “cuando un paciente llega con lesiones graves que no pueden ser sometidas a largas espera para la aprobación de los seguros médicos, son atendidos obligatoriamente según la ley que resguarda los derechos humanos” explicó la especialista.

Apenas lo recibió en terapia intensiva, lo conectó al respirador artificial y le hizo un lavado bronquial para evitar las infecciones pulmonares por la flema producto del humo aspirado por el paciente. La terapista exclamó que fue impactante el nivel de quemaduras que llevaba en su cuerpo, e inevitable observar las expresiones de tristeza y lamentaciones en las caras de los familiares y allegados que se encontraban en la sala de espera.

La terapista no hallaba palabras para consolar a esas personas que preguntaban por cada rincón del centro por el estado de salud del paciente, el cual falleció lamentablemente.  Como diría Juan Luis Guerra, en su canción “eran las 5 de la mañana” de ese mismo día, por una falla multi-orgánica en su cuerpo que no resistió a la infección.

“Este es un ejemplo de los casos lamentables que se salen de nuestras manos, y hasta qué punto se puede jugar a ser Dios salvando vidas, que probablemente no son de un ser querido pero que son seres humanos al igual que nosotros” explicó Tribuiani que se quedan atados de manos cuando el cuerpo no responde favorablemente ante los múltiples medicamentos y cuidados que un paciente requiere para su mejoría y que sirven de aprendizaje para continuar con constancia y empeño el crecimiento dentro de la profesión.  

Gracias a la labor de numerosos empleados y los continuos avances en el área medica, el sector de la salud se ha visto beneficiado, teniendo hoy en día la debida capacitación para todo aquel que requiera de su servicio.

Es fundamental reconocer el sacrificio que hacen las personas que se desenvuelven en ésta área y que colaboran con la sociedad, los cuales mientras que todos duermen en la comodidad de su habitación, se encuentran despiertos, trabajando valiéndose de la ciencia y sus conocimientos para así poner su “granito de arena” y ayudar al prójimo ante cualquier circunstancia.  

Karem Quintero

No hay comentarios:

Publicar un comentario