Batas blancas
rondan en la oscuridad de la noche.
El tiempo parece
pasar rápidamente cuando se trata de los horarios que tienen que cubrir las
personas que ejercen la medicina, es el caso de la Fisioterapeuta Adriana
Tribuiani graduada en el colegio Universitario May Hamilton, especialista en
terapia respiratoria, quien invierte la
mayoría de su tiempo en su apego hacia
el prójimo para obtener una merecida remuneración.
La vocación es la
base que impulsa a cada enfermero(a), médico o especialista cuando deciden
optar y convertir esta profesión en un proyecto o estilo de vida, pues cada uno
se compromete a dedicar su tiempo por el fortalecimiento y descubrimiento del
cuerpo humano en aras de aumentar la calidad de vida, en cuanto a la salud se
refiere.
El reloj marcaba
las siete de la noche del martes, cuando la terapista Tribuiani comenzó su
guardia en el Centro Médico Docente de la Trinidad, donde trabaja de lunes a
viernes en el horario de la mañana y hace turno de noche por 12 horas cada dos
días, exceptuando los fines de semana
que varían turnándose entre los demás terapistas del centro. La especialista
inició con su ronda habitual destinada para el cumplimiento de tareas de
asistencia a los pacientes ingresados en el área de terapia intensiva,
emergencias y hospitalización.
“Cuando terminan
las horas de visitas el lugar parece quedar desolado, muchos se resguardan en el
calor de sus hogares, otros optan por salir a divertirse dependiendo del caso
pero somos pocos los que podemos decir que nuestra casa es nuestro lugar de
trabajo, donde pasamos más horas que en nuestra propia residencia y el tiempo
de esparcimiento es corto”, explicó la fisioterapeuta.
Ya habían
transcurrido cinco horas cuando Tribuiani terminó su ronda y, donde ya a esas
altas horas de la noche se podía sentir el frío y el silencio entre las paredes
que envolvían a todo el que estaba allí, en un piso y el otro de la grande
infraestructura del centro médico, “Los pasillos parecen infinitos cuando se
quiere ir de un lugar a otro y el tiempo vale oro, cuando se trata de salvar
una vida” comentó la terapista con exaltación.
Son muchas las
personas que piden ayuda a las puertas del área de emergencias en las horas
nocturnas, por ello es primordial la total asistencia de empleados que cubran
estos horarios, monitoreando la evolución de los pacientes ya hospitalizados y
estando alerta ante cualquier circunstancia. “No hay momento para descansar
cuando se tiene en las manos la responsabilidad de una vida, el nivel de
compromiso y entrega ante esta profesión es sumamente alta pero gratificada con
la mejoría de aquel paciente que puso su confianza en quienes emplean la
medicina” explicó Tribuiani en tono afectuoso.
La Fisioterapeuta
hizo referencia a los casos de pacientes que llegan a emergencias en la
madrugada con lesiones graves acarreadas por accidentes automovilísticos,
violencia y en particular el caso que llegó al recinto ese martes luego de
culminar su ronda a las doce de la noche. Se trató de un Señor de 65 años con
quemaduras de 2do y 3er grado en el 80% de su cuerpo.
El Señor se
encontraba en su casa y tras un “chispazo” eléctrico el sofá en donde se había
quedado dormido comenzó a incendiarse y por ser una persona inválida se le hizo
imposible alejarse de las llamas que asechaban con acabar con su vida. Los
vecinos que se encontraban en el edificio al ver el humo procedieron a llamar a
los bomberos, logrando sacar al señor y transportándolo inmediatamente para ser
asistido.
El paciente ingresó
en el Centro Médico Docente de la Trinidad e inmediatamente fue pasado al área
de terapia intensiva, “cuando un paciente llega con lesiones graves que no
pueden ser sometidas a largas espera para la aprobación de los seguros médicos,
son atendidos obligatoriamente según la ley que resguarda los derechos humanos”
explicó la especialista.
Apenas lo recibió
en terapia intensiva, lo conectó al respirador artificial y le hizo un lavado
bronquial para evitar las infecciones pulmonares por la flema producto del humo
aspirado por el paciente. La terapista exclamó que fue impactante el nivel de
quemaduras que llevaba en su cuerpo, e inevitable observar las expresiones de
tristeza y lamentaciones en las caras de los familiares y allegados que se
encontraban en la sala de espera.
La terapista no
hallaba palabras para consolar a esas personas que preguntaban por cada rincón
del centro por el estado de salud del paciente, el cual falleció
lamentablemente. Como diría Juan Luis Guerra,
en su canción “eran las 5 de la mañana” de ese mismo día, por una falla
multi-orgánica en su cuerpo que no resistió a la infección.
“Este es un ejemplo
de los casos lamentables que se salen de nuestras manos, y hasta qué punto se
puede jugar a ser Dios salvando vidas, que probablemente no son de un ser
querido pero que son seres humanos al igual que nosotros” explicó Tribuiani que
se quedan atados de manos cuando el cuerpo no responde favorablemente ante los
múltiples medicamentos y cuidados que un paciente requiere para su mejoría y
que sirven de aprendizaje para continuar con constancia y empeño el crecimiento
dentro de la profesión.
Gracias a la labor
de numerosos empleados y los continuos avances en el área medica, el sector de
la salud se ha visto beneficiado, teniendo hoy en día la debida capacitación
para todo aquel que requiera de su servicio.
Es fundamental
reconocer el sacrificio que hacen las personas que se desenvuelven en ésta área
y que colaboran con la sociedad, los cuales mientras que todos duermen en la
comodidad de su habitación, se encuentran despiertos, trabajando valiéndose de
la ciencia y sus conocimientos para así poner su “granito de arena” y ayudar al
prójimo ante cualquier circunstancia.
Karem Quintero
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