El negociador no comanda,
y el comandante nunca negocia
El pasado 9 de noviembre, Wilson Ramos, catcher de los Tigres de Aragua y de los Nacionales de Washington, en las Ligas Mayores, fue secuestrado frente a su casa, ubicada en la urbanización Santa Inés (al sur de Valencia, Carabobo), a las 7:15 de la noche del miércoles. Dos hombres portando armas automáticas lo sometieron y lo obligaron a abordar una camioneta Chevrolet Captiva anaranjada. Vecinos y familiares fueron testigos e incluso intentaron, sin éxito, impedir el plagio.
Se encontraron 8 personas implicadas en el secuestro del grandeliga. El menor de los secuestradores tiene 20 años y el mayor 74 años. Todos fueron imputados por la presunta comisión de los delitos de secuestro agravado, asociación ilícita para delinquir y aprovechamiento de vehículo proveniente de hurto o robo.
No es novedoso un secuestro en Venezuela, debido a que cinco personas son secuestradas cada día en Venezuela, según cifras extraoficiales de expertos, que reflejan el peligroso aumento de este crimen, que es considerado por el agresor como “más lucrativo” y menos arriesgado que otros delitos.
Las estadísticas de violencia son altísimas en Venezuela, según cifras extraoficiales, ya que el gobierno no suministra datos globales desde hace varios años.
Según la ONG venezolana Provea apunta que el número de casos se triplicó en Caracas y pasó de 45 en 2008 a 136 el año siguiente. En total, en Venezuela secuestraron a 518 personas en 2009, según esta organización.
Datos oficiales suministrados el miércoles durante un foro organizado por el gobierno, apuntan que en 2009 fueron secuestradas 693 personas y desde enero de 2010, se tuvo noticia de otros 131 raptos.
La primera cosa que hay que recordar sobre las negociaciones de rehenes es la máxima: “El negociador no comanda, y el comandante nunca negocia”
Solemos confundir la ‘’toma de rehenes’’ con el ‘’secuestro”
TOMA DE REHENES
Existe una flagrante privación ilegítima de libertad y NO hay una planificación previa y el sitio de reclusión es conocido abiertamente, producto muchas veces de un robo que al verse descubierto por las autoridades, se convierte en una toma de rehenes para lograr un sitio seguro, los delincuentes buscan cubrirse las espaldas, para evitar poner en peligro la libertad o sus vidas.
SECUESTRO
Sea con fines de lucro o propaganda política, exige que además de la privación ilegítima de la libertad concurran en forma clara e inequívoca una planificación previa, una organización delictual o política: con la exigencia de contraprestaciones a cambio de los plagiados, y uno o varios sitios desconocidos de reclusión.
En Venezuela los secuestros más relevantes ocurrieron a partir de los años 60.
Entre los secuestros famosos, figura el ocurrido a finales de 1961, cuando un avión DC-6B de Avensa que partía del aeropuerto internacional de Maiquetía con destino a Maracaibo fue obligado a sobre volar la ciudad de Caracas para arrojar panfletos. Esto se conoció como la operación Lina Gouverneur. Este aparato aterrizó en Curazao, donde se logró la captura de todos los participantes.
Desde entonces los secuestros en Venezuela no paran de ocurrir. Las bandas de secuestro cada vez están más preparadas y los familiares afectados por hechos como este cada vez temen más a la hora de denunciar.
Es de importancia insistir en el aspecto de la Negociación, por considerarse ésta vital para el logro de la liberación del secuestrado. De una buena o mala negociación depende la vida de la víctima.
Los marcos jurídicos y políticos que señalan hasta donde se puede llegar, definidos en forma clara, y donde se respondan a preguntas como: ¿Cuáles son los límites para resolver situaciones de este tipo? ¿Qué se puede comprometer y que no? ¿Cómo detectar engaños?.
La asesoría y negociación son solo una parte de la resolución de los conflictos de este tipo, y estos se soportan en infraestructuras que implican acciones de intimidación, y parámetros concretos que impidan que se corra el riesgo de entrar en un "dialogismo". El terror manejado como materia prima por los secuestradores ocasiona comportamientos enervantes, que impiden que la familia sea abierta, guardándose mucha información importante.
La familia piensa con el corazón, los delincuentes con el bolsillo y por lo mismo no posee objetividad. Se les da facultades a los secuestradores que no tienen, como aquellas que le atribuyen acerca de mantener controladas las mínimas actividades de la familia (omnipresencia) comportándose a capricho de los secuestradores.
En un secuestro, los intentos de manipulación son frecuentes, en casi todos los casos los secuestrados manifiestan que lo hacen con el objeto de conseguir información para garantizar, con mayor probabilidad, la vida y sus bienes, un mejor trato de los plagiarios y condiciones físicas de cautiverio más aceptables, Son con comportamientos y actitudes fingidas para poder sobrevivir, tienen un sentido de ataque y no de sometimiento Son expresiones de la limitada capacidad de defenderse que se tienen en una situación de secuestro y de la forma que adopta la defensa de los plagiados durante el cautiverio.
Esto se ve más claramente al comparar la actitud que tienen los secuestrados con sus plagiarios durante el cautiverio y la forma como ellos mismos se refieren a los secuestradores cuando han quedado libres. Mientras en cautiverio pudieron tener actitudes condescendientes y comportamientos amigables, adquirida la libertad y ausente el riesgo inminente de morir, los ex secuestrados se refieren a ellos de un modo negativo, con epítetos denigrantes y deseándoles el peor de los futuros. Lo cual señala que lo expresado en cautiverio no es una identificación con los plagiarios sino un anhelo de sobrevivir.
Ya en Caracas se está promoviendo una campaña a través de vallas contra el secuestro que aparecieron el 11 de noviembre en algunos postes de Caracas.
En la calles de Bello Monte, Los Chaguaramos y Santa Mónica se encuentran vallas que instan a la colectividad a denunciar los secuestros.
Las vallas que son espacios del Dibise, señalan que no se debe pagar por los secuestros, sino denunciar.
Muestra el 171 como el número al que las personas deben llamar para denunciar esta problemática.
Gabriela Rodríguez
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