El Béisbol y las drogas
“No pasa un día que no me arrepienta de mis errores. Todas las noches sueño que estoy durmiendo en los mejores hoteles, demostrando las capacidades que Dios me dio para jugar pelota. Creo que me equivoque y tome el rumbo que no debía”, dice una y otra vez Fidel Arrioja, quien se dio cuenta que tenía dos amores.
A los 16 años el primero de ellos le sonrió. En un entrenamiento con equipos de Grandes Ligas (Try out), Arrioja, queda entre los tres seleccionados que el equipo de los Cardenales de San Luis buscaba. Es considerado incluso prospecto ( jugador con condiciones sobresalientes para su edad). No pasó mucho tiempo para que el segundo de sus amores apareciera.
En junio del 2006, y en los días posteriores de la promoción de bachillerato, el prospecto decide ir a celebrar con unos amigos a una fiesta cerca de su casa. Después de varias horas en la celebración, uno de esos “amigos” saca un tabaco de Cannabis y lo prende. Varios de los presentes de ese grupo comenzaron a fumar del “cigarrillo mágico”, y Arrioja, no es la excepción.
“Ese fue el primer paso”, comenta a los años. “Lo probé, me gustó y después no pude dejar de hacerlo”, agrega con lagrimas en los hijos y consiente que acabo con lo que pudo haber sido un mejor futuro para él.
Faltaban pocos meses para su partida a los Estados Unidos, en donde se sometería a un condicionamiento físico. Pocos días antes de irse, es detenido por la policía del estado Miranda porque tenía en su poder varias porciones de Marihuana, así como de Cocaína. Esos errores le costaron una vida diferente, la que todo muchacho desea. Después de ese episodio, el equipo de San Luis decidió prescindir de sus servicios. Solo siete meses duró su sueño.
Cuatro años después, solo quedan los recuerdos y las anécdotas del ex – prospecto, quien ha tenido distintos problemas por culpa de su segundo amor.”Me han detenido un par de veces más”, relata alguien que ha sido detenido por porte ilícito de sustancias, así como de armas, y que tiene que cumplir un proceso de desintoxicación, a petición de la Fiscalía, en la Fundación José Félix Ribas (Fundaribas), institución adscrita al Ministerio del Poder popular para la Salud (MPPS), y la cual es el órgano rector, en lo que referente a las adicciones en el país.
Tres veces a la semana tiene que asistir a los Grupos de Ayuda Socialista (GAMS), en donde con otras personas describe el mundo de “tinieblas”, como el mismo afirma, intentando mejorarse de su adicción al alcohol y a la Cocaína. “Primero fue el alcohol, luego Marihuana y después fue la Cocaína”, dice un joven que vivió la vida de manera muy rápida, y que en todo momento que habla, del tema, se le salen las lagrimas y cambia el rostro.
“Las reuniones son los lunes, miércoles y viernes, casualmente los días que practicaba béisbol”, culmina entre ojos lloroso. El caso de Arrioja no es el único. Hay muchos, quizás demasiados, que se pierden las oportunidades de su vida solo por algo que no vale la pena.
Hay varios ejemplos de deportistas que caen en consumo de sustancias licitas o ilícitas tanto amateurs como profesionales. Pero la idea no es apuntarlos y señalarlos a todos para juzgarlos. Ellos tienen su parte de la culpa, pero no son los únicos.
Somos culpables, tanto directivos, entrenadores, los dueños de equipos, los medios de comunicación, así como nosotros los aficionados. ¿Por qué nosotros somos culpables? Sencillamente porque nosotros somos los que vemos el espectáculo, y les exigimos a los deportistas que tengan una superación constante.
No podemos olvidar que el deporte de alto rendimiento está fuera del alcance de los simples mortales y para alcanzar el “cielo”, se tiene que ser súper hombre (y pocos son los elegidos) o se hace trampa (llameémoslo así). Las drogas en el deporte han estado siempre. Ejemplos sobran.
Según el libro biográfico Babe Ruth, escrito por Asdrúbal Fuenmayor Pérez, en los años en que Babe Ruth aterrorizaba a los pitchers contrarios, la Ley Seca (prohibición del consumo de bebidas alcohólicas) estaba vigente en los EEUU y “El Bambino” (como era conocido Babe Ruth), bebía grandes cantidades de cervezas.
Fuenmayor también agrega en su libro que en el año 2000 un grupo de historiadores y cronistas deportivos, son seleccionados para elegir al “Atleta del Siglo”, en donde Ruth obtiene más votos que ninguna otra súper estrella a nivel mundial. Es considerado por muchos, el mejor jugador de la historia, pero tenía un problema. ¿Cuál? Era alcohólico.
Miguel Cabrera, beisbolista venezolano y una de las mayores estrellas de las Grandes Ligas actualmente, ha sido detenido en dos ocasiones por diferentes motivos pero con la misma conclusión: ha estado bajo los efectos del alcohol y ha reconocido ser alcohólico. Se ha tenido que someter a sesiones de rehabilitación.
Han habido muchos otros beisbolistas que han utilizado drogas pero otros fines. Ronald Belisario, pitcher venezolano de los Dodgers de los Ángeles, he sido detenido en Venezuela por posesión de cocaína y en los EEUU, fue suspendido por 25 juegos por dar positivo en los exámenes de sangre (antidoping) que anualmente llevan a cabo las mayores (también conocido como las Grandes Ligas). No fue revelada la sustancia, aunque expertos aseguran que fue una sustancia para mejorar el desempeño, también conocida como esteroides.
Los esteroides o sustancia “estimulante”, como lo llama el gremio de la salud, son utilizados por el deportista para estimularse, aumentar su musculatura y su fuerza, concentración, calmar la fatiga, para estabilizar emocionalmente a la persona y para controlar el peso. Es muy utilizado en el béisbol.
Pero se ha comprobado que los esteroides no son una fuente de súper poderes. Muchos atletas lo han utilizado, no para conseguir más fuerza a hora de lanzar la pelota ni contacto a la hora de batear, sino para recuperarse prontamente de lesiones.
Pero se ha comprobado que los esteroides no son una fuente de súper poderes. Muchos atletas lo han utilizado, no para conseguir más fuerza a hora de lanzar la pelota ni contacto a la hora de batear, sino para recuperarse prontamente de lesiones.
Los deportistas tienen todo el derecho a vivir sus vidas como les plazca, pero deben recordar que son símbolo y ejemplo a seguir de grandes multitudes. El éxito en los deportes no solo traen fama y fortuna, también conlleva una gran responsabilidad. ¿Qué clase de mensaje le manda a los niños un atleta que anuncia un cereal para crecer y rendir mejor y luego esas criaturas los ven consumiendo drogas?
Las grandes estrellas del deporte fueron bendecidas con un “Don”, y por eso deben cuidarlo para que sean recordados por sus logros y su legado no se pierda en escándalos y problemas extradeportivos, a fin de cuentas ellos no son estrellas de rock, son nuestros ídolos, nuestro orgullo, creadores de alegrías y esperanzas para los aficionados de todos los deportes.
Sin embargo, son humanos que funcionan como todos nosotros. Son vulnerables a enfermarse, a deprimirse y a caer en tentaciones, en muchos casos por la gran atención que se genera sobre ellos, generándoles presión y estrés. Algunos canalizan todo esto de manera positiva. Son humildes y no olvidan sus raíces;
Pero hay algunos que pierden el piso, se vuelven prepotentes, inaccesibles para el público, y creen ilusamente que la fama, la fortuna y las condiciones físicas son eternas, dando como resultado que caigan en excesos, cometan actos criminales, pierdan sus fortunas y tiren a la basura tantos años de esfuerzo y sacrificio.
En la película Cobb, de 1994, uno de los mejores bateadores de todos los tiempos en las Mayores, Ty Cobb, muestra esa otra cara de los beisbolistas. Como todos los seres humanos, él tenía sus demonios internos. Estos lo convirtieron en un hombre solitario, amagado, racista, prepotente y alcohólico.
Como lo explica la web especializada en béisbol, 1-800- BEISBOL, “justo es que los atletas lleven una vida normal, que se casen, se divorcien y se vuelvan a casar, que tengan hijos, novias, que se tomen una copa de vez en cuando, que viajen por el mundo y disfruten la vida, producto del talento que tienen”.
El vínculo drogas- deporte viene desde hace muchos años. No en vano, el ser humano siempre ha buscado ese producto milagroso que le permita transformar al individuo corriente en un superhombre. Esta fantasía forma parte incluso de narraciones infantiles.
Popeye come espinacas para adquirir una gran musculatura. Asterix bebe del caldero mágico cuando necesita una fuerza suplementaria. El problema surge cuando la magia se convierte en realidad y sus efectos resultan ser indeseables para el individuo y para la sociedad. Carlos Alemán Capestany: tramposos somos todos.
Que tire la primera piedra quien esté libre de pecado, como lo dijo JESUCRISTO.
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