Perdió la vida por un BlackBerry
Carolina Villasana, joven de 25 años, perdió la vida frente a su pequeña hija de 4 años cuando se resistía a ser despojada de su celular inteligente en una parada de autobuses en Chacaíto, frente a su residencia ubicada en la Av. Francisco Solano, Estado Miranda.
Villasana estaba esperando el autobús que la llevaría a casa de su progenitora alrededor de las 4:00 de la tarde del día de ayer, cuando fue sorprendida por un sujeto mientras enviaba un mensaje de texto, éste la amenazó con un arma de fuego y al mismo tiempo le gritaba: “Dame el BlackBerry”
La joven estaba muy nerviosa y pendiente de proteger a su pequeña, esto irritó todavía más al malhechor que insistía de forma apresurada y agresiva. La joven bloqueada por los nervios se negó a entregarle el celular y en medio de un forcejeo éste le efectuó un disparo a la altura de su abdomen y huyó.
Abatida por el impacto cayó al suelo mientras se desangraba, la joven intentaba ponerse de pie para pedir ayuda, muchos a distancia fueron testigos pero por miedo a ser victimas del hampa común nadie se acerco auxiliarla. Hasta que cayó nuevamente al piso arrodillada abrazando a su hija y murió desangrada.
La víctima fue trasladada hasta el Centro Médico Integra, de la Av. Casanova en Caracas, donde ingresó sin signos vitales.
Podríamos pensar en los Smartphone (teléfonos inteligentes) como una solución para nuestras necesidades de la vida diaria, pero ¿Qué pasa cuando se convierten a su vez en peligros para la vida humana?
El auge de la compañía canadiense RIM (Research In Motion) y su producto estrella el muy cotizado: “BlackBerry” en cualquiera de sus presentaciones, ha desencadenado una necesidad de tenencia tan alta, que se ha vuelto blanco de la delincuencia en cualquiera de sus denominaciones, debido a la necesidad consumista de los individuos que los poseen (en su mayoría estadística).
Si a esto sumamos el limitado rango de acción por parte de efectivos judiciales para prevenir dichas situaciones, decimos que tener un BlackBerry es “ponerse la soga al cuello”.
A cada momento escuchamos víctimas de robos entre nuestros círculos de amistades, laborales y sociales. Son cada vez más los comentarios relacionados al despojo de celulares y pertenencias: “Que me robaron en el metro”, “que me lo sacaron del bolso”, “que me encañonaron para quitarme el teléfono”, entre otras tantas frases. El hampa común ya no hace distinción entre clases, sino entre quien posee un Smartphone y quien no, siendo el BlackBerry el que tiene “mayor demanda” en el mundo de la delincuencia.
Se ha notado una minúscula reducción desde la publicación en Gaceta Oficial número 39.759 de la Providencia Administrativa 1.869 que el 19 de septiembre de 2011 decretó Conatel, con el fin de minimizar los delitos relacionados al tráfico de equipos celulares.
Educar al ciudadano para evitar ponerse en riesgo suena sencillo, igual que criticar el hecho de la falta de medidas por parte de la policía; pero de igual forma no se hace nada para remediar en forma definitiva esta problemática que aumenta exponencialmente cada día que transcurre.
Es lamentable que tengamos que vivir este tipo de situaciones y estar todos los días en la calle con el miedo de ser la próxima víctima, al momento de serlo hay que evitar el enfrentamiento y entregar el objeto de pertenecía que te piden. A final de cuentas es material y más adelante es factible recuperarlo antes de perder la vida que es irrecuperable.
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