jueves, 10 de febrero de 2011

Políticas sociales hacia el fanático.
 
El pueblo venezolano, es un pueblo humilde y trabajador, crecemos acostumbrándonos a esto y de esta manera nos formamos. Pero así mismo somos divertidos y dinámicos. Estamos donde este un “bochinche” y uno de los principales lugares epicentro de esos llamados “bochinches” son los estadios de Beisbol. 

Este deporte, con las de 50 años implantado como profesión y dirigido por la Liga Venezolana de Beisbol profesional (LVBP), ha llenado todas y cada una de nuestras familias. Siendo considerado el deporte nacional, no hay una persona que no haya sentido una alegría grande o pequeña gracias a nuestro beisbol y no solo como fanático ya que la LVBP ha implementado, a lo largo de estos años, algunas políticas sociales para así cubrir las necesidades se la fanaticada beisbolera y por eso creó la Asociación de Damas del Beisbol (Asodabeisbol) para administrar y utilizar los recursos que los ocho equipos acordaron dar como inversión social.

Daniel Romero tiene 17 años, y vive en Guatire, estado Miranda. Practica beisbol desde que está consciente en este mundo y siempre ha sido lo que lo mueve. El problema empezó cuando su papá murió y dejó a su madre como cabeza de la familia, las cosas dejaron de ir bien en muchos aspectos y el joven tuvo que salir a trabajar desde muy temprana edad para ayudar a su madre a llevar el pan la mesa.

De esta manera el tiempo que él utilizaba para practicar, comenzó a ser tiempo de trabajo. Cada equipo de la LVBP tiene un departamento de la Asodabeisbol que se encarga de revisar las necesidades de la comunidad donde hace vida la franquicia, tomando decisiones de manera independiente pero presentando las inversiones finales a la LVBP para su contabilización. Además de ello año a año los equipos atienden solicitudes de escuelas de beisbol menor en la que se pide material deportivo para masificar la práctica del beisbol. Estas dos políticas juntas hicieron posible, de alguna manera, que Daniel Romero siguiera practicando, ya que lo mantienen en una escuela de beisbol menor de forma gratuita y a la vez, le dan ayuda económica a la madre del chico quien hasta hoy esta muy agradecida con la liga.

Hoy en día el muchacho tiene 21 años y nunca ha dejado de practicar, de la misma manera que empezó a estudiar una carrera universitaria con la que comparte en tiempo con las prácticas. 

Sin embargo, conversando con el presidente de la LVBP, José Grasso Vecchio sobre las políticas sociales de la Liga comentó: “estamos esperando el reglamento de la Ley del Deporte para modificar nuestra actual estructura de políticas sociales pues según este Ley, la LVBP deberá entregar 0.5% de sus ingresos netos al Fondo nacional de Desarrollo del Ministerio de Deporte y otro 0.5% al desarrollo de proyectos que impulsen la masificación de la disciplina en todo el país”

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