Viacrucis en
Maiquetía
Una vez más
Venezuela está próxima a romper un nuevo record Guiness, pero esta vez en un
renglón que en vez de darnos orgullo y alegría, nos llena de indignación,
tristeza e impotencia.
Quizás resulte
familiar para algún cinéfilo que haya disfrutado los embates sufridos por Tom
Hanks en la película La Terminal el tener que esperar largas horas en un aeropuerto
para abordar un avión. Pero en nuestro país, esta ficción se ha convertido en
una cruda realidad, una verdadera tortura para muchos pasajeros que han tenido
que soportar entre veinte y treinta horas de espera producto de los habituales
retrasos que ocurren diariamente en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía.
No existe
distinción para las demoras, no importa si la aerolínea es revolucionaria,
imperialista o de oposición. Es abrumadora la cantidad de personas que -luego
de madrugar, soportar colas, lidiar con la burocracia apática e indiferente de
las aerolíneas a la hora del chequeo y la ineptitud con que funcionarios
públicos manejan el área de inmigración- les toca sufrir la terrible demora de
su vuelo.
Las implicaciones
de estos retrasos son mayores de las que podemos imaginar, y sus repercusiones
para los viajeros son claramente deprimentes. No sólo son horas perdidas de
nuestras vidas en un limbo donde la desinformación y la impaciencia van de la
mano. Son vacaciones perdidas y muchas veces irrecuperables. Son conexiones
internaciones y dólares de nuestro cupo cadivi inutilizables -ese cupo que
resulta para muchos la primera tragedia con la que tienen que lidiar al momento
de querer viajar, y para otros un impedimento para salir del país-, días en
hoteles, habitaciones prepagadas, desayunos incluidos, y hasta carros
alquilados que ya no podremos recuperar.
Un sinfín de
contrariedades que debemos asumir dócilmente ante la ineficacia que demuestran
no sólo las aerolíneas sino los entes públicos contralores de nuestro espacio
aéreo.
Es en estas
circunstancias cuando nos preguntamos ¿Dónde está el Instituto de Aeronáutica
Civil?, ¿Dónde está el coronel Jesús Viña director del Instituto Aeropuerto
Internacional de Maiquetía (IAIM)? Por qué no aparecen para promover sus
valores socialistas y revolucionarios mientras hay venezolanos de todas las
edades sufriendo una treintena de horas de espera bajo condiciones deplorables,
sin que exista una justa indemnización por las pérdidas irreparables.
Una
reestructuración integral del IAIM es el primer paso para resolver esta
agobiante problemática que nos compete a todos. Porque no es sólo un aeropuerto
más del país, es la principal puerta de entrada y salida de los venezolanos. Es
fundamental que se nombre una comisión eficiente, integrada por personas
altamente capacitadas, con facultades para monitorear, controlar y sancionar a
las aerolíneas que incumplan con sus responsabilidades, sin importar el tinte
político y sin que impere la impunidad.
De igual forma es
necesario que se implemente una partida especial para indemnización de los
viajeros afectados, así como una legislación que ponga reglas de juego claras.
Estas son sólo algunas de las acciones inmediatas que el gobierno nacional debe
ejecutar cuanto antes para evitar que siga reinando el caos en Maiquetía.
No es posible que
debamos protestar, gritar, marchar, apostarnos inmóviles frente a una puerta de
embarque, o hacer uso de la desobediencia civil para que nuestras denuncias
sean escuchadas y tomadas en cuenta. No queremos más retrasos, queremos
simplemente que despeguen de una vez por todas las soluciones a los problemas,
que despegue el progreso, y que por supuesto, despeguen los aviones a tiempo.
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