El Baúl, el pueblo del pasado.
Cuando decidimos viajar y conocer a nuestro país, no estamos exentos de descubrir cosas maravillosas o terribles. Un viaje a los llanos venezolanos y específicamente al pueblo de El Baúl, en el estado Cojedes, es más una aventura que un paseo de relajación. ¿Desde dónde puede empezar ésta historia? Pues desde que decidimos emprender esa odisea.
Ubicado en el municipio Girardot del estado Cojedes, se encuentra un pueblo que quizá es uno de los pocos lugares en que nos viene el recuerdo de viejas novelas de RCTV como Pura Sangre, un pueblo que casi vive en el pasado, más aún, tiene adelantos tecnológicos de nuestra época. Una Plaza Bolívar bien cuidada, pero con algunos habitantes poco aseados que dejan manchas en el suelo tanto de la plaza como en las calles del pueblo, de tabaco para mascar, mejor conocido como Chimó, que son escupidos sin contemplación alguna.
Llegar a El Baúl es algo complicado, si nos encontramos en Caracas y no tenemos auto propio debemos tomar un autobús (bien sea en el terminal La Bandera o en Aeroexpresos Ejecutivos, para así disfrutar del último adelanto en materia de viaje por carretera que tendremos al irnos en esta epopeya) que nos deje en el terminal Big Low de Valencia, estado Carabobo. Ahí tomaremos otro autobús que nos llevará a Tinaco, ya en el estado Cojedes. Al arribar, le diremos al conductor que nos deje frente a los autobuses que van al pueblo. El viaje dura alrededor de 7 horas.
Al llegar al pueblo, debemos tener muy claro que nunca estaremos en una ciudad. Y que el acceso a algunos servicios será limitado, por ejemplo, es muy común que se vaya la luz en todo el pueblo incluso por horas muy extensas. Para los que les gusta la carne en vara, disfrutaran su estadía, pues es el plato por excelencia de la localidad, vegetarianos, deben abstenerse pues vivirán un calvario culinario. En cuanto a bebidas, la cerveza ligera (Polar Light) es consumido como mucha o quizá con demasiada regularidad. Los que tengan gustos “refinados” pasarán el tiempo tomando agua.
Los lugares para pernoctar son a decir verdad contados con la mitad de los dedos de la mano. La posada más “decente” es la Puerto España, atendido por su dueña la señora Lola, advertimos que Doña Lola tiene un carácter muy fuerte pero hay chance una buena conversación, las diferencias desaparecen. Sus precios varían desde 170 Bs. a 430 Bs. por noche, dependiendo del número de personas. Si la estadía es relativamente larga, se puede hablar con los lugareños para averiguar que casa podría estar en alquiler, como sabemos en un pueblo no existen mayores comodidades, una casa con agua sin calentador (no es necesario, pues las temperaturas son bastante altas, es un lugar muy caluroso), electricidad y en algunos sitios se incluyen camas. El precio base es 400 Bs. por mes.
Para la recreación del visitante, existen varios lugares nocturnos, sencillos. El coleo es otra atracción común en este y en muchos pueblos llaneros, no la compartimos, pero son tradiciones propias del lugar. De igual forma, para los amantes de edificios antiguos, existe la iglesia del pueblo, que fue construida a mediados de 1700, y las ruinas de “La casa de Los Españoles”, a pesar de quedar muy poco de la casa, es una estructura imponente y que muestra como eran edificadas las casa de aquellos días. También encontramos a las afueras del pueblo el conocido “Hato Piñero” centro de contacto directo con las labores propias del campo, cría de ganado, siembra, etc. y donde se puede apreciar una gran flora y fauna algunos de los mamíferos que se ven regularmente en Hato Piñero incluyen zorros, ocelotes, monos capuchinos y araguatos, chigüires, venados, tapires, osos hormigueros y nutrias. Con un paisaje maravilloso, es capaz de hacernos olvidar todos nuestros problemas. Actualmente está siendo administrado por el estado venezolano en el marco de los proyectos de producción socialista del campo.
Una de las historias más interesantes del pueblo es la de “La Cadena”, que se encuentra en la entrada de uno de los fundos cercanos que se utilizaba para la deforestación y la siembra. Esta cadena es proveniente de algún buque y fue comprada con éste propósito, sus eslabones son de aproximadamente 70 cm. y es bastante larga. Las historias más comunes de cómo llego la cadena ahí van desde, que fueron traídas en la época de la colonia por los barcos españoles al llegar a los puertos del pueblo cuando éste estaba rodeado por el mar, o que data de la prehistoria y fue forjada por nuestros antepasados en esa zona.
Historias, eso podemos encontrar aquí en este pueblo, perdido en el tiempo. Historias y vivencias que nos dejaran una marca tanto en la memoria, como en el corazón, siempre y cuando seamos un buen venezolano.
Ubicado en el municipio Girardot del estado Cojedes, se encuentra un pueblo que quizá es uno de los pocos lugares en que nos viene el recuerdo de viejas novelas de RCTV como Pura Sangre, un pueblo que casi vive en el pasado, más aún, tiene adelantos tecnológicos de nuestra época. Una Plaza Bolívar bien cuidada, pero con algunos habitantes poco aseados que dejan manchas en el suelo tanto de la plaza como en las calles del pueblo, de tabaco para mascar, mejor conocido como Chimó, que son escupidos sin contemplación alguna.
Llegar a El Baúl es algo complicado, si nos encontramos en Caracas y no tenemos auto propio debemos tomar un autobús (bien sea en el terminal La Bandera o en Aeroexpresos Ejecutivos, para así disfrutar del último adelanto en materia de viaje por carretera que tendremos al irnos en esta epopeya) que nos deje en el terminal Big Low de Valencia, estado Carabobo. Ahí tomaremos otro autobús que nos llevará a Tinaco, ya en el estado Cojedes. Al arribar, le diremos al conductor que nos deje frente a los autobuses que van al pueblo. El viaje dura alrededor de 7 horas.
Al llegar al pueblo, debemos tener muy claro que nunca estaremos en una ciudad. Y que el acceso a algunos servicios será limitado, por ejemplo, es muy común que se vaya la luz en todo el pueblo incluso por horas muy extensas. Para los que les gusta la carne en vara, disfrutaran su estadía, pues es el plato por excelencia de la localidad, vegetarianos, deben abstenerse pues vivirán un calvario culinario. En cuanto a bebidas, la cerveza ligera (Polar Light) es consumido como mucha o quizá con demasiada regularidad. Los que tengan gustos “refinados” pasarán el tiempo tomando agua.
Los lugares para pernoctar son a decir verdad contados con la mitad de los dedos de la mano. La posada más “decente” es la Puerto España, atendido por su dueña la señora Lola, advertimos que Doña Lola tiene un carácter muy fuerte pero hay chance una buena conversación, las diferencias desaparecen. Sus precios varían desde 170 Bs. a 430 Bs. por noche, dependiendo del número de personas. Si la estadía es relativamente larga, se puede hablar con los lugareños para averiguar que casa podría estar en alquiler, como sabemos en un pueblo no existen mayores comodidades, una casa con agua sin calentador (no es necesario, pues las temperaturas son bastante altas, es un lugar muy caluroso), electricidad y en algunos sitios se incluyen camas. El precio base es 400 Bs. por mes.
Para la recreación del visitante, existen varios lugares nocturnos, sencillos. El coleo es otra atracción común en este y en muchos pueblos llaneros, no la compartimos, pero son tradiciones propias del lugar. De igual forma, para los amantes de edificios antiguos, existe la iglesia del pueblo, que fue construida a mediados de 1700, y las ruinas de “La casa de Los Españoles”, a pesar de quedar muy poco de la casa, es una estructura imponente y que muestra como eran edificadas las casa de aquellos días. También encontramos a las afueras del pueblo el conocido “Hato Piñero” centro de contacto directo con las labores propias del campo, cría de ganado, siembra, etc. y donde se puede apreciar una gran flora y fauna algunos de los mamíferos que se ven regularmente en Hato Piñero incluyen zorros, ocelotes, monos capuchinos y araguatos, chigüires, venados, tapires, osos hormigueros y nutrias. Con un paisaje maravilloso, es capaz de hacernos olvidar todos nuestros problemas. Actualmente está siendo administrado por el estado venezolano en el marco de los proyectos de producción socialista del campo.
Una de las historias más interesantes del pueblo es la de “La Cadena”, que se encuentra en la entrada de uno de los fundos cercanos que se utilizaba para la deforestación y la siembra. Esta cadena es proveniente de algún buque y fue comprada con éste propósito, sus eslabones son de aproximadamente 70 cm. y es bastante larga. Las historias más comunes de cómo llego la cadena ahí van desde, que fueron traídas en la época de la colonia por los barcos españoles al llegar a los puertos del pueblo cuando éste estaba rodeado por el mar, o que data de la prehistoria y fue forjada por nuestros antepasados en esa zona.
Historias, eso podemos encontrar aquí en este pueblo, perdido en el tiempo. Historias y vivencias que nos dejaran una marca tanto en la memoria, como en el corazón, siempre y cuando seamos un buen venezolano.
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