Crónica de las Playas de Agnès en la Habana
Salen
del cine. Agarrados de la
mano, llevan poco de casados. Salen callados, pensativos. Sin duda, AgnesVarda los ha impresionado.
Caminan hasta la parada de la guagua.
-Chino, a mi la verdad, es que no me gustó la
película. El tipo es un inmoral.
-No,
china, no. La película es muy buena. Platea una situación muy interesante. El
tipo es un tipo sincero. Está casado, feliz, pero también tiene otra muchacha.
Esa es la trama de la película.
-Una muchacha, no. Una querida.
-Bueno…
-Pero,
china, fíjate, es que eso es lo que le pone picante a la película.
“Hay hombres
que dan su cariño a dos mujeres al mismo tiempo… Y las quiere cada una a su
manera. Y reciben cada una, una parte de felicidad… Y así completan… pues la
felicidad, la felicidad completa. ”
-No, no,
qué va. Eso lo que es… ¡es una falta de respeto!
“Y además, una
crueldad, chico. Claro… por eso es que ella, cuando se entera, se suicida.
¡Cómo no se iba a suicidar, si lo quería, y lo consideraba un hombre bueno… el
padre de sus hijos…!
-Ay, china, es que todas las mujeres son
todas iguales.
“Todo lo ven
siempre igual. Date cuenta que ahí lo más importante es la sinceridad del tipo.
Chica, tiene la sinceridad de planchar la camisa como es, pero… para no
divorciarse, ni para formar una tragedia, ni nada.
Sino plantear el problema como es. Y en lugar
de recibir comprensión, que todo hombre espera de su mujer – ¡Coño, la
comprensión que todo hombre espera de su
mujer!- ¿Y qué pasó? La tragedia, la sangre, el drama…”
-Pero qué comprensión iba a esperar de una mujer que de pronto se
entera que su marido la engaña. No, viejo, no. Ella… que de pronto se
decepciona, se desilusiona, se desespera, no sabe qué hacer - ¿Te das cuenta?-
Y se mata. Y es lógico, cualquier mujer haría lo mismo.
-¿Ves, ves lo que te digo? Piensas nada más
que como una mujer. No eres objetiva.
Llegan
al hotel. Suben a la
habitación. Se desvisten. Se acuestan. Prenden la lamparita de noche. Se ponen
a leer.
-¿Chino?
-¿Qué?
-¿Y por qué tú lo defiendes tano?
-¿A quién? ¿Al de la película?
“No, vieja,
no. No es que yo lo defienda. Es que tú no comprendes. Nada, es que ustedes las
mujeres no comprenden esas cosas. No te digo que todas ustedes son iguales”
Siguen
leyendo. Él se empieza a quedar dormido. Ella pensativa. Apaga la luz. Pasa un
rato.
-¿Leonardo?
-¿Mmmmm?
-¡Leonardo!
-¿Quéee?
-¡Tú me ocultas algo!
-¿Mmmm?
-¡Tú tienes a otra mujer!
-Está bien, está bien, tengo otra
mujer.
-Leonardo, estoy hablando en serio.
Leonardo. ¿Tú sabes lo que hago si tú tienes otra mujer? ¡Me mato, Leonardo, lo
oíste! ¡Me pego un tiro! ¡Me mato Leonardo!
-Si
te pegas un tiro. No te dije que todas las mujeres son iguales. Como te dejas
engañar por comportamientos, personalidades y contextos ficticios. ¡Pero esta
bueno ya! ¿Me oíste?
-¡Tú tienes otra mujer! ¡Ahora estoy segura!
-¡Bueno chica, si! ¡Está bueno ya!
¡Sí, tengo otra mujer! Bueno ¿Y qué? ¿Te vas a matar?
Silencio. Pasan unos
instantes. Ella se levanta de la cama. Va al baño. Busca la pistola. La carga.
Le tiemblan las manos. Lo mira desconsoladamente. Parece dormir. Levanta la
pistola. Cierra los ojos. Y dispara. El chorrito lo empapa completamente.
Manuel Alí Ramos Reyes
El Amor en Contra de las Estadísticas
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