Todos quieren tener el
tequeño
No
hay nada mejor que asistir a una celebración, desde las más modestas hasta las
más extravagantes, y disfrutar de un tequeño.
Es que siempre están ahí, no importa qué tipo de fiesta sea, el pasapalo más
popular de Venezuela lo disfrutan grandes y pequeños, ricos y no tan ricos, e
inclusive extranjeros y turistas que pasean por las capitales de nuestro
país.
Pero,
¿cómo podemos decir que el tequeño es venezolano? Investigando un poco,
encontré que la historia tenía bien guardada la receta y hasta su ingrediente
original.
Una de las versiones más aceptadas y contadas por los venezolanos dice que los tequeños se hacían a mediados del XIX, cuando las familias pudientes de Caracas se iban de vacaciones a la ciudad de Los Teques, capital del estado Miranda, y servían en sus mesas esta preparación sin nombre para el momento como aperitivo, entrada o incluso como plato principal.
En comoeslacosa.wordpress.com encontramos
varias versiones que explican el origen de la famosa botana. Una de ellas dice
que Las Báez, un grupo de hermanas, se establecieron en Los Teques provenientes
de Caracas y durante una fiesta que brindaron repartieron una botana nueva y
original elaborada con una pasta de trigo la cual envolvía un trozo de queso.
Era una botana más, no tenía nombre, pero fue todo un éxito. Se corrió la voz y
se empezaron a hacer famosos esos pasapalos dorados y llenos de sabor. Hasta el
General Gómez era uno de los fanáticos de esa creación culinaria que para aquel
momento se consideraba todo un lujo y en sus fiestas y meriendas no podían
faltar.
Cuando Las Báez o los enviados por
ellas a Caracas llegaban a la estación del tren en Caño Amarillo cargados de
esas botanas la gente decía: “¡Llegaron los tequeños!” refriéndose a la gente
de Los Teques y con el tiempo ese fue el nombre del pasapalo.
Otra
versión de la historia nos lleva a un barrio de Caracas que existió en 1843,
según el cronista Juan Ernesto Montenegro,
llamado El Teque “barrio de guapetones y perdonavidas”. José
Rafael Lovera, autor de varios libros de cocina venezolana, relata que en
tiempos de la Independencia algunos canarios se refugiaron en La sabana del
Teque. Él dice, en el libro Nadie deja
pasar un tequeño, escrito por Enrique Enríquez (1997), que en una oportunidad
atraparon a un guapetón y ante la acusación de que estaba conspirando, el negó
todo diciendo que estaba “comprando unos pastelitos de queso en una panadería”.
Es posible que esos pastelitos hayan derivado luego en los tequeños que
conocemos ahora.
Sin embargo, el periodista gastronómico
venezolano Miro Popic, en su página web explica que los
tequeños tienen su origen en el Zulia, exactamente en la Villa del Rosario al
sur del lago, hechos por un señor de origen italiano de apellido Franco. Según
Popic, esta versión tiene sentido porque en esta región la ganadería es
abundante y la producción de queso es excelente, además, la cercanía con el
estado Mérida pudo influir en cuanto a la masa que se usa para la preparación
de los tequeños porque en esa región venezolana es típico encontrar los famosos
pastelitos rellenos de trucha, carne, pollo y también queso hechos con la misma
masa.
Además, los maracuchos tienen la
costumbre y tradición de comer todo frito, desde los patacones hechos de
plátano pintón hasta sus famosas tumba-ranchos, arepas rellenas y pasadas por
una mezcla de harina y huevo que luego van a freírse en el aceite bien
caliente.
Originalmente, los tequeños los hacían
con una masa más rígida y gruesa que guardaba en su interior un queso de año
llanero bien saldado, así lo explica David Garrido, director ejecutivo y profesor
de historia gastronómica del instituto gastronómico High Training Educational
Institute, ubicado en Santa Mónica, Caracas.
Al pasar los años, el tequeño a
evolucionado y variado en su interior; hoy podemos encontrarlos con rellenos
como capressa, que consiste en queso mozzarella y salsa napolitana con
albahaca, o también rellenos de chocolate, muy ricos para los niños, pero es
común encontrarlos hechos a base de harina de plátano verde, creado en su
región natal: el Zulia, son perfectos para merendar porque su sabor es tan
ligero, dulce y crocante que deleita al más delicado paladar. Por lo general
vienen acompañados de una salsa de papelón que le queda tan bien que provoca a
cualquier hora del día, para desayunar, merendar, cenar… Una delicia.
En Caracas existe un lugar que está
entre mis favoritos de restaurantes venezolanos, Golfeados Don Goyo, ubicado en
el CCCT nivel 1 y en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, ahí no solo encontraremos el típico golfeado
criollo, que también viene en varias presentaciones, sino que además podemos
disfrutar de los sabrosos tequeños que antes les mencionaba, de queso,
chocolate, jamón, con harina de plátano verde y más; son excelentes y tan bien
hechos que provoca comer más de uno, tal como dice su eslogan: ¡Uno solo no
basta!
Pero no todo es tan bueno como parece,
el detalle que plantean los grandes cocineros y escritores de que hay
inconsistencia en cuanto al origen del tequeño, ha puesto a los peruanos a
pensar en la posibilidad de adueñarse de la nacionalidad de nuestro pasapalo,
así como lo oyen. En Perú ya existe una preparación similar a la cual han
denominado “tequeño”, incluso el método para realizarlos la llaman “tequeñear”,
imagínense la gravedad del asunto.
Esto lo expone Sumito Estévez en su página. “Existen voces en el Perú que plantean al tequeño
(inclusive hablan de la técnica de tequeñear) como una posible nueva bandera de
promoción. Viniendo de un país que ha demostrado con creces que sabe muy bien
como popularizar e imponer nombres gastronómicos a nivel mundial, la
posibilidad de que alguien afirme en un foro prestigioso como Madrid Fusión,
que el tequeño es peruano, está a la vuelta de la esquina”.
Esto
se lo dejamos a ellos, a los valerosos capaces de imponer y defender lo que es
nuestro, una lumpia es parecida al tequeño pero le falta el queso, coo a un
cuerpo que le falta el alma no es una persona.
Por
ahora nos queda valorar y disfrutar de esta preparación y recordar que los
tequeños, vengan de donde vengan, son de nosotros, de los venezolanos y que no
pueden faltar en la bandeja de pasapalos.
Aquí les dejo a Sumito Estévez mostrando su
receta de tequeños con salsa de ají dulce.
Carlos Estévez
Fueron Las Baez. y vivieron en La Vuelta del Paraiso de Los Teques.al lado del San Jose de Tarbes.
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